Theo es
un caracol de jardín con un sueño: ser el mejor corredor del mundo al igual que
su héroe, el cinco veces campeón del Indianapolis 500, Guy Gagne. Su fijación
por la velocidad lo convierte en una rareza dentro de su comunidad pues los
caracoles son lentos y con poca o ninguna expectativa de progreso. A pesar de
ser objeto de burlas, las cuales lidia su hermano mayor Chet, Theo desea poder
escapar de la desesperada y lenta rutina que vive.
Pero
nuestro inspirador molusco consigue la oportunidad de cumplir su sueño tras un
accidente donde queda atrapado en un turbocompresor de un auto de carreras,
fusionando su ADN con el óxido nitroso, adquiriendo así una increíble velocidad
y características propias de un carro.
Theo y
Chet son capturados por Tito, un conductor de un camión de tacos, para
participar en carreras de caracoles. Al demostrar su impresionante velocidad
ante una atónita audiencia, Theo logra llamar la atención de Tito, quien lo
ayudará a llegar al Indianapolis 500 bajo el alias de “Turbo”.
Dreamworks
Animations nuevamente acertón con esta propuesta, siguiendo la impresionante
lista de éxitos taquilleros como Shrek, Madagascar y Kung Fu Panda.
La
película nos muestra excepcionales visuales, a la vez que nos presenta una
historia lineal y bastante entretenida. El diálogo es fluído y los voice actors
ofrecieron un poco de sí mismos a través de los personajes.
Ryan
Reynolds como Turbo logró inspirar en cierto modo a la audiencia pero quienes
se robaron el show fueron Samuel L. Jackson como Whiplash, el líder de los
caracoles de carreras, y Michael Peña como Tito, parte del binomio de comida
mexicana “Dos Bros”.
Turbo
es una excelente opción para aquellos que buscan una película entretenida y que
puede ser disfrutada por toda la familia. Reirás, sentirás como una que otra
lágrima querrá hacer aparición, pero sobretodo, podrás apreciar un necesario
mensaje.
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